Despistes que pueden provocar averías en tu coche automático
Nadie está libre de cometer errores –olvidarse las llaves dentro de casa, perder las gafas o tener despistes en el coche–, pero habrá que hacer un esfuerzo para evitarlos, porque hay algunos que salen caros. O muy caros. Estos son algunos.
Equivocarse de combustible
Parece complicado que ocurra, pero sucede. Es uno de los despistes en el coche más habituales. Y no es cosa de broma poner gasolina en un coche de gasoil, o viceversa. Si te ocurre y te das cuenta pronto, lo mejor es que avises a la grúa del seguro para que lleve el coche al taller y allí vacíen el depósito. Si reaccionas más tarde, el asunto es más grave. Hay dos escenarios posibles, en cualquier caso:
- Gasolina en un diésel. En cuanto arranques, notarás tirones y el motor acabará parándose. Ten por seguro que necesitarás limpieza de depósito y conductos, además de la sustitución del filtro de carburante. En el peor de los escenarios, quizá se averíen la bomba de inyección y algunos inyectores. Crecerá la factura.
- Gasóleo en un coche de gasolina. La situación es similar: tirones y motor atascado. No insistas. En el taller tendrán que vaciar y limpiar el depósito, y también limpiar los conductos y sustituir el filtro de combustible. Eso como mínimo. Porque si intentas arrancar una y otra vez, el combustible llegará al catalizador y la avería será más grave. No obstante, este segundo despiste es más complicado, porque el boquerel de una manguera de gasoil suele ser más ancho que la boca de un depósito de gasolina.
Apurar demasiado el depósito
Puedes pensar que aún queda la reserva, que tienes gasolina suficiente, pero de repente parece demasiado tarde. Estás al límite. Al margen de que te puede caer una multa por quedarte sin gasolina (no por el hecho en sí, sino por estacionar el coche en lugar indebido sin causa justificada), apurar el tanque trae otras consecuencias.
La bomba de combustible tiene que trabajar mucho más para absorber el carburante, se forman burbujas de aire y la refrigeración es mejor. Resultado: la vida útil se acorta, y una sustitución es carísima. Además, la bomba absorbe los sedimentos del fondo del depósito, que acaban en el filtro y, con mala suerte, en los inyectores. Elige el mejor momento para repostar, porque ninguna de estas piezas es barata.
Olvidarte de revisar las ruedas
La presión de los neumáticos resulta fundamental, pero, según la DGT, se nos olvida: el 27% de los automóviles tiene un riesgo muy alto de sufrir un accidente como consecuencia del deterioro de sus ruedas.
Si las llevas desinfladas, el desgaste es mucho mayor. Y aparte de que el agarre del coche disminuye muchísimo, puedes encontrarte con una multa de hasta 200 euros por rueda si las gomas están en mal estado. Así que vigila cada mes la presión y el dibujo de los neumáticos. Hay despistes en el coche peligrosos, y este es uno de ellos.
No mirar el nivel del aceite
Hay que renovar el lubricante cuando lo indique el manual del vehículo y revisar el nivel cada 3.000 kilómetros, y siempre antes de un viaje largo. Las consecuencias de no cambiar el aceite pueden ser muy graves porque se pierde la capacidad de lubricar y las piezas mecánicas sufren un desgaste prematuro. Puedes encontrarte con roturas de casquillos de bielas, arqueos de levas o, incluso, con el gripado del motor.
Dejarte las luces encendidas
No es uno de los despistes en el coche más graves económicamente, pero puede resultar incomodísimo. Si te olvidas las luces encendidas durante varias horas, es más que probable (casi seguro) que la batería se descargue por completo y no puedas arrancar. Si aún quedan restos mínimos de carga, podrás arrancar cuesta abajo (o con unas pinzas) y tirar para adelante. Si la batería estaba para poco, lo más normal es que ya no levante cabeza. Te tocará cambiarla.
No hacer caso a los testigos
“Ya se apagará la luz” o “no será para tanto” o “mañana voy al taller”… Pero olvidarse de un aviso del cuadro de instrumentos o dejarlo pasar puede ser grave. Haz caso de los avisos del coche, acuérdate de ellos y consulta el manual de instrucciones. Más vale solucionar a tiempo una avería que lamentarse cuando sea tarde.
Dejarte las ventanillas abiertas
Las ventanillas o las puertas, cualquiera de las dos opciones. No te olvides de cerrarlas bien, porque el disgusto puede ser doble. Si cometes el error de dejar un hueco y algún asaltacoches lo ve, estás perdido. Aparte de que se llevará todo lo que pueda, la compañía de seguros no querrá saber nada de ti: si no existen señales de violencia (cristales rotos, cerraduras forzadas), no hay forma de demostrar el robo.
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